Les voy a contar una historia muy excitante de mi vida Soy un chico muy curioso desde temprana edad, desde que tenía 9 años jugaba con mis primos a las escondidas por las noches o a las carreras y bueno ya saben cómo todo niño siempre busca conocer y saber cosas y sentir cosas, pues un día Estaba jugando con un primo y costábamos en el patio de la casa, era de arena y queríamos hacer una competencia de quién alcanzaba más lejos orinando, pues nos pusimos a orinar uno al lado del otro y empezamos a apostar algunas veces ganaba el y otra ganaba yo pues como juegos de niños un día quisimos intercambiar y agarrarnos nuestros penes y ver cómo salían los chorros de orina fuertes, al darnos cuenta que cuando uno sujetaba el pene del otro nos exitabamos y sentíamos cosquillas pues estos eran nuestros juegos de infancia a escondidas, pero día a día cada vez que jugábamos a escondidas queríamos hacer cosas nuevas, mi primito era más alto y más grande y yo un chaparro nalgon aunque teníamos las mismas edades, éramos muy curiosos y traviesos, entonces una vez estábamos en casa de mi primo en el patio y decidimos cruzar nuestros penes erectos después de orinar, estábamos exitados y al empezar a hacer esos jueguitos de las espadas cruzando y chocando nuestro penes y frotándolos uno con otro veíamos que se hacían más grandes y duros y no podíamos parar de hacerlo, afortunadamente nunca nos vieron porque sino la paliza que nos hubieran dado no habría sido normal por hacer groserías. Éramos inteligentes porque siempre buscábamos. La hora perfecta en la que nuestros padres no se dieran cuenta de lo que hacíamos, y día tras día espezamos a hacer cosas más intensas sin darnos cuenta. Un día nos pusimos de acuerdo en el colegio porque estudiábamos juntos en la primaria y decidimos cruzarnos los libros para que después el tuviera la excusa de ir a mi casa ya que vivíamos muy cerca el uno del otro y así podernos ver y hacer groserías, ese día el fue a mi casa en la tarde eran entre las
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